A JUGAR CON LAS PALABRAS
Un palíndromo es una palabra,
letra o número que se lee igual al derecho y al revés. En caso de un número se dice capicúa. Cortázar leía mucho a Julio Verne porque era un escritor que hacia cuentos para
niños y cambiaba de orden las palabras y eso a Cortázar le fascinaba.
El, el artista de tango que seguía era Carlos Gardel, lo seguía por razones de
edad.
Yo también escribí numerosas poesías,
libros y novelas pero, ¿quieren saber cómo empecé a escribir? Yo
escribía con un alias con el cual firmaba libros. Me hacía llamar
“Julio Denis” pero poco a poco deje de usarlo para usar mi nombre
completo “Julio Florencio Cortázar”.
Después de un tiempo deje de escribir
poesías para hacerlo “secretamente”. Mis libros, novelas y
almanaques contenían poesías porque me gustaba decorar la prosa.
Para terminar les dejo unas poesías para que lean:
LOS AMIGOS
En el tabaco, en el café, en el vino,
al borde de la noche se levantan
como esas voces que a lo lejos cantan
sin que se sepa qué, por el camino.
Livianamente hermanos del destino,
dioscuros, sombras pálidas, me espantan
las moscas de los hábitos, me aguantan
que siga a flote entre tanto remolino.
Los muertos hablan más pero al oído,
y los vivos son mano tibia y techo,
suma de lo ganado y lo perdido.
Así un día en la barca de la sombra,
de tanta ausencia abrigará mi pecho
esta antigua ternura que los nombra.
En el tabaco, en el café, en el vino,
al borde de la noche se levantan
como esas voces que a lo lejos cantan
sin que se sepa qué, por el camino.
Livianamente hermanos del destino,
dioscuros, sombras pálidas, me espantan
las moscas de los hábitos, me aguantan
que siga a flote entre tanto remolino.
Los muertos hablan más pero al oído,
y los vivos son mano tibia y techo,
suma de lo ganado y lo perdido.
Así un día en la barca de la sombra,
de tanta ausencia abrigará mi pecho
esta antigua ternura que los nombra.
OBJETOS PERDIDOS
Por veredas de
sueño y habitaciones sordas
Tus rendidos
veranos me aceleran con sus cantos
Una cifra
vigilante y sigilosa
Va por los
arrabales llamándome y llamándome
Pero qué falta,
dime, en la tarjeta diminuta
donde están tu nombre,
tu calle y tu desvelo
Si la cifra se
mezcla con las letras del sueño,
si solamente estás
donde ya no te busco.